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| La breve saga de Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk | |
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Akabator KORREMONTES
Cantidad de envíos : 450 Edad : 41 Localización : En algún lugar del infinito... Fecha de inscripción : 03/12/2008
| Tema: La breve saga de Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk Vie Ene 09, 2009 5:58 pm | |
| Sentaos, amigos míos. ¿Cansados, verdad? No hay nada como disfrutar de una buena bebida después de un duro día de trabajo. Mientras las disfrutamos, os contaré la historia de mi nieto, una singular y todavía breve saga, que refleja nuestra tragedia y al mismo tiempo nuestra esperanza de un futuro mejor.
Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk, ventenmannavnjar nacido como su nombre indica en la tribu sterjnasfolk, la tribu de los navegantes; el menor de tres hermanos, hijo de Kindes Slarfrsson, mercader vendelio, y Sirgrid Thrandsdottr, mi querida hija, curandera vesten. Pero hablemos antes de su familia; lo necesitaréis para comprender su trágica historia.
Sus padres son un raro ejemplo de amor entre una vesten tradicionalista y un pragmático vendelio. Tal cariño sentían entre ellos que pudieron superar la difícilmente franqueable barrera de las diferencias entre vesten y vendelios, y fortaleciendo tal amor con el respeto mutuo y sin prejuicios. Yo nunca estuve de acuerdo en tal unión, pero cada cual se labra su camino, y yo juré respetar la voluntad de mi hija, y que mi honor vesten me impidió interferir.
Kindes es un gran navegante y aún mejor comerciante, aunque me cueste reconocerlo; siempre consigue un buen trato, porque siempre consigue contentar a la otra parte, mientras él consigue un buen negocio, por supuesto. Al principio se le miraba bastante mal, yo el primero, pero a base de proporcionarnos lo que necesitábamos cuando lo necesitábamos, y mostrar simpatía, consiguió nuestra aceptación. Condenado vendelio, siempre logrando lo que quiere (risa). Sus negocios le mantenían ocupado en Kirk u otros lugares de vesten e incluso del extranjero, pero siempre conseguía hacerse un hueco para ver a su familia.
Sirgrid…mi pequeña Sirgrid, que heredó de mi abuelo el don del laerdom. Siempre cuidando de los demás, siempre atenta al sufrimiento ajeno, siempre tan generosa, pero con el carácter firme de su madre (suspiro). Se nota que es hija de una Enhesfold: en su casa vendelios y vesten siempre encuentran un fuego caliente y una acogedora compañía…no me extraña que el advenedizo Kindes se enamorara de ella (pone el rostro con gesto orgulloso). También hacía de médium con los ancestros para quienes tuvieran dudas trascendentales en sus vidas. Ella siempre ha vivido por los demás, incluso cuando tuvo hijos.
Éstos vinieron a los pocos años de casarse mi parejita. El primero, Hagnis, salió más a este viejo Cuentacuentos: firme, arrojado, valiente, honorable, y también cabezón, muy cabezón, y por desgracia con tendencias extremas. Su aprensión hacia los vendelios fue en gran parte por mi culpa y la de los presuntuosos jarls que se encontró en su vida. Poco a poco iba haciendo sus opiniones más extremistas respecto a los vendelios, hasta el punto de llegar a repudiar a su padre, pese a los esfuerzos y protestas de Sirgrid por quitarle eso de su terca cabezota. Cuando se hizo mayor, se enroló con uno de los jarls de la zona, y se dedicó al pillaje. Este modo de vida no hizo sino empeorar su opinión hacia los vendelios.
El segundo, Ulf, unos meses más joven que Hagnis, salió más a su padre: siempre fue muy práctico en todo lo que hacía, siempre pensando en sacar el mejor beneficio de cualquier trato o cualquier situación. En esencia, tendía también a ser extremadamente práctico en todo lo que hacía, al igual que Hagnis era extremo a su manera. Aunque Ulf al menos hacía excepciones con su familia. Cuando se hizo más mayor, se fue a vivir a Vendel, y encontró empleo en el gremio de navegantes, ayudado por los contactos con su padre, hasta que consiguió tener su propio barco mercante. Y los saqueos que sufría de los piratas vesten le hicieron extremar las precauciones…a menudo su embarcación parecía más un buque de guerra que un barco mercante.
Y llegó el tercero, tres años después de Ulf. Mientras que sus hermanos parecían la representación de los extremos vesten y vendelio, Arwulf era diferente; lo noté desde el primer momento en que lo vi. Recuerdo que de pequeño siempre fue un chaval curioso y abierto a cuanto le rodeaba, siempre ansioso de saber más y más cosas del mundo. Gozaba tanto con cada historia fantástica que le contaba sobre nuestros antepasados, como de las maravillas del mundo que su padre le describía. Le fascinaban las historias de los terribles monstruos que en el mar moraban y la gallardía y bravura de los piratas vesten que desafiábamos a los terribles peligros del océano en nuestra búsqueda de nuevos desafíos que superar y tesoros que prender. Creo que de este viejo Cuentacuentos adquirió el gusto por escribir y relatar historias, y por ello ahora anda en busca de leyendas que contar y registrar para la posteridad. Y además, para él cualquier cosa buena que sucediera siempre era motivo de celebración, algo que en nuestra difícil vida escasea. Siempre conseguía alegrar el ambiente y sacar el genuino espíritu festivo de los vesten. Hasta desarrolló un prematuro gusto por la cerveza. ¡Me río de todos aquellos que le desafiaron a un duelo de bebida cuando fue mayor! No puedo contar las veces que Arwulf bebió gratis a causa de los cretinos que le desafiaron pensando que conseguirían ganarle una ronda (risotada).
Mientras Arwulf crecía, las posturas extremas de Hagnis y Ulf acabaron por crear un abismo entre ambos, que culminó con una fuerte disputa una noche en la que la sangre casi llegó al río. En ese momento intercambiaron un silencioso juramento de odio y desprecio, ante el desconsuelo de sus padres, que tanto habían intentado no llegar a este extremo. Ulf no volvió a aparecer por la aldea, aunque mantenía contacto con su familia por cartas; en ellas jamás mencionaba a Hagnis, como si no fuera su hermano. Hagnis, a su vez, volvía de vez en cuando a casa, pero siempre que estaba su padre, no dormía en casa, porque le asqueaba “dormir en la misma casa que un despreciable vendelio”.
Al igual que a su hermano Hagnis, las historias adornadas de los jarls sobre piratería le cautivaron en un primer momento; ya sabéis lo impresionable que es un niño, y más si es como Arwulf. A los 12 años, su hermano le ayudó a enrolarse en la banda pirata de la que éste formaba parte, a escondidas de sus padres, que no lo hubieran permitido.
Allí aprendió los rudimentos del oficio de marinero. En los saqueos y abordajes le mantenían al margen, pues todavía era pequeño, mientras disfrutaba de la carnicería, como si estuviera contemplando un cuento cruel, pero que a la vez le agradaba. Pese a ello, no era del todo consciente del sentimiento de odio que estaba detrás. Y así pasó un año, navegando con los saqueadores, mientras sus padres desesperaban ante el hecho de haber perdido a su último hijo a causa de los prejuicios entre sus gentes.
En alta mar descubrió algo que le marcaría de por vida: podía oír a los espíritus de los ancestros, que le susurraban al oído palabras que ni siquiera entendía…y cuyo significado aprendería más adelante.
Última edición por Akabator el Vie Ene 09, 2009 6:01 pm, editado 1 vez | |
| | | Akabator KORREMONTES
Cantidad de envíos : 450 Edad : 41 Localización : En algún lugar del infinito... Fecha de inscripción : 03/12/2008
| Tema: Re: La breve saga de Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk Vie Ene 09, 2009 5:59 pm | |
| Pero Arwulf no podía imaginarse lo que iba a suceder…
Un día, mientras reposaban en tierra firme, su capitán recibió un chivatazo de un importante cargamento de materiales valiosos y víveres que estaba de camino a Kirk procedente de Eisen. Ni cortos ni perezosos, los piratas se embarcaron de inmediato y partieron raudos hacia el estrecho por donde pasaría el bajel mercante. Esperaron pacientemente con su drakkar escondido entre los islotes presentes; a las pocas horas, la presa hizo su aparición: un buque vendelio de gran tamaño, cuyas bodegas estaban a rebosar de jugoso botín. Los piratas estaban listos para el ataque, dispuestos a aniquilar a todo aquel de abordo para llegar al suculento botín. Cuando vieron la oportunidad, se lanzaron al asalto: todos los hombres abordaron el barco, y se encontraron con duros guardias eisenos, que al parecer eran luchadores curtidos luchando contra piratas. Arwulf se quedó atrás en principio, pero la salvaje intensidad del combate le impelió a abordar el barco mercante cuando la lucha estaba en su punto álgido, rebosante de emoción por la lucha. Pero en cuanto llegó al barco mercante, quedó contemplando con mudo asombro la escena: su hermano Hagnis, que miraba fijamente a su hermano Ulf. Era el destino de esos dos acabar enfrentándose. Pero Arwulf quedó sobrecogido por el modo en que se miraban el uno al otro; sabía que sus hermanos nunca congeniaron, pero la mirada que se dedicaban el uno al otro no era la propia de hermanos que se detestaban; era la mirada de enemigos que se odiaban a muerte… Arwulf quedó paralizado por la impresión que le produjo la intensidad de su odio, pues nunca comprendió el alcance de su animosidad…hasta ese momento. Conmocionado y paralizado por la impresión, Arwulf apenas se dio cuenta de cuando Hagnis cargó aullando un grito de guerra que helaba la sangre, abalanzándose contra su enemigo más odiado. Ulf consiguió esquivar las brutales acometidas de Hagnis mientras le engatillaba con certeros disparos de su ristra de pistolas. Pese a las terribles heridas, Hagnis no cejó en su ataque, y cuando se le acababan las pistolas, Ulf trastabilló, momento en el cual Hagnis le hundió su hacha en el pecho. Ulf falleció al instante, y Hagnis le dedicó una cruel y sádica sonrisa antes de exhalar su último aliento. Esta última imagen de Hagnis sonriendo ante la muerte Ulf como si fuera su enemigo, y no como el hermano suyo que era, se quedó grabada a fuego en la mente de Arwulf…
Y en ese momento, mientras sacudía los cuerpos de sus hermanos, intentando despertarles, como si simplemente estuvieran inconscientes, negándose a aceptar lo que había presenciado, en ese momento Arwulf comprendió de golpe, de la forma más cruda, el odio que había entre vendelios y vesten, la trágica enemistad que enfrentaba a hermanos contra hermanos con aún más intensidad y crueldad que si fueran enemigos.
Cuando Arwulf se sobrepuso a la pena y al dolor hasta ser consciente de su entorno, se dio cuenta que la cubierta estaba llena de cuerpos sin vida de piratas, marinos y guardias por igual. La tripulación del drakkar pirata casi había sido aniquilada, al igual que los guardias y casi todos los mercaderes. Los piratas que quedaban, estaban tan malheridos que decidieron huir, dado que habían perdido la pelea. Arwulf arrastró como pudo los cuerpos de sus hermanos hasta su drakkar, y volvieron hacia su tierra.
Una vez llegaron a su isla, Arwulf llevó a sus hermanos cubiertos por una lona en un pequeño carromato que él mismo tiraba lastimosamente, recorriendo inconscientemente el camino que tantas veces había recorrido, mientras en su mente intentaba aceptar los hechos. Cuando llegó a su casa, la pobre Sirgrid enmudeció para luego romper en un llanto como nunca vi en ella; se me cayó el alma a los pies, y maldije la suerte de nuestro pueblo. Kindes volvió en cuanto se enteró de la tragedia. Me replanteé muchas cosas cuando vi a Kindes llorar desconsoladamente mientras sostenía entre sus brazos los cuerpos de Hagnis y Ulf; pensé que después de todo, los vendelios y los vesten no somos tan distintos. Pero el peor parado fue Arwulf, que había presenciado la lucha fratricida. Durante bastantes días no comía nada, no hablaba, apenas salía de casa, y cuando lo hacía era para perderse en el bosque durante un rato. Se pasaba las horas sentado contemplando las pertenencias que habían quedado de sus hermanos: una de las hachas de Hagnis, la misma que había quitado la vida a su hermano, y el cinto de Ulf, en el que había llevado las pistolas. Seguramente rememoraba una y otra vez la atormentada escena de su lucha a muerte. Fuere lo que fuere, algo cambió dentro de él para siempre… Un día, volvió más tarde de lo normal de su paseo, pero algo había cambiado: en sus ojos ya no se veía la negrura del pesar, sino la chispa de la firme resolución, y nos dijo que nunca más permitiría que sucediera algo así, nunca más dejaría que los hermanos se mataran entre ellos con un grito de iracundo odio en sus labios; decidió que a partir de ahora se dedicaría a volver a unir a los hermanos vendelios y vesten, como ya lo fueran una vez. Y esa sería la resolución de su vida.
Al día siguiente, lo primero que hizo fue contarle a su madre que desde hacía tiempo oía voces como de ultratumba, que le susurraban palabras al principio ininteligibles, pero que después de la tragedia de sus hermanos, consiguió oírlas de forma clara: eran los espíritus de los ancestros, que lloraban por el odio sin sentido y el derramamiento de sangre que sus hijos, vesten y vendelios, estaban cometiendo, y le imploraban que él hiciera entrar en razón a sus congéneres cegados por la animosidad. Sirgrid reconoció al instante que el chico, al igual que ella, tenía la capacidad de comunicarse ocasionalmente con los ancestros y obtener el poder de los nombres verdaderos, es decir, era un skjaeren. Y así comenzó su adiestramiento en la senda del laerdom bajo el tutelaje de su madre.
Arwulf, pese a ser un chaval de naturaleza despreocupada y a veces hasta impulsiva, siempre es capaz de ver las cosas de forma práctica y realista. Para intentar unir de nuevo a hermanos enfrentados, primero debía conocer a ambas partes y ser capaz de ponerse en el lugar de cada una. Decidió que antes de todo debía ser tanto vendelio como vesten. Y para ello se fue a vivir con su padre a Kirk, ayudándole en su negocio de cervecería y destilería. Durante dos años, Arwulf vivió en vendel y se hizo eco de su cultura, sus formas, su manera de ver la vida. Su padre le consiguió un tutor que le enseñaba educación básica, ya sabéis, las matemáticas, la filosofía y demás cosas poco útiles, pero a Arwulf le parecieron fascinantes. Aprendió rápidamente, y se vio fascinado por la historia, lo cual es comprensible, dado lo mucho que le gustan las historias pasadas. Aprendió de Kindes el arte de la cervecería, y que padregruñón me parta con un rayo si miento al decir que el chaval sabe bien cómo hacer una fuerte y sabrosa cerveza como a todo vesten le gusta. Incluso sus compañeros del gremio le hicieron una jarra especial para que llevara siempre una buena ración de la cerveza que tanto le gusta. También acompañó a su padre en viajes de negocios, y allí mejoró sus capacidades de marino, al tiempo que aprendió a navegar y a predecir el clima. Cada cierto tiempo, volvía aquí para seguir con su entrenamiento en el arte rúnico y el manejo del hacha, y pidió a este viejo lobo de mar que le enseñara a orar y cantar, dado que él quería registrar las proezas de los héroes contemporáneos para crear nuevas leyendas.
Última edición por Akabator el Vie Ene 09, 2009 6:03 pm, editado 1 vez | |
| | | Akabator KORREMONTES
Cantidad de envíos : 450 Edad : 41 Localización : En algún lugar del infinito... Fecha de inscripción : 03/12/2008
| Tema: Re: La breve saga de Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk Vie Ene 09, 2009 5:59 pm | |
| Pero no sólo se dedicó a formarse para los retos que le vendrían en el futuro; también se dedicó a buscar gente que pensaba como él, que quería acabar con el odio entre los pueblos que antaño fueron uno. Y según me contó, se sorprendió gratamente al ver que había tanto vesten como vendelios que compartían su inquietud y sus ansias de reconciliación, y al igual que Arwulf, habían sufrido alguna tragedia o conflicto familiar que les había abierto los ojos. Y así pasaron dos años, yendo y viniendo de vesten a vendel, mejorando sus habilidades, buscando gente afín, y pensando en cómo lograrían reconciliar a ambos pueblos. Probaron mediante diferentes métodos: con el comercio, con las fiestas tradicionales, con la lucha, con la cerveza… El tiempo pasaba, y pese a los esfuerzos de este grupo, todo seguía igual, así que al final, todos los que se habían reunido con el propósito de volver a unir a los hermanos enfrentados, llegaron a una conclusión unánime: para que las hostilidades acabaran, primero debían encontrar al Alto Rey.
Se sabía que habían sido no pocos los que viajaron al norte de vesten para hacer la prueba que dictaminaría si eran dignos de ser el alto rey, pero ninguno había vuelto para contarlo. Así que Arwulf se comunicó con los ancestros en busca de consejo, y cuando volvió del trance, lo vio claro: si padregruñón y los dioses, con su vasta sabiduría, y sabedores de la aflicción que la carencia de un alto rey producía en sus congéneres, no habían elegido a un alto rey para que les guiara en estos tiempos aciagos, sólo cabía una explicación: que el alto rey ya había sido elegido, y por cualquier razón todavía no había salido a la luz.
De esta forma, durante el año siguiente este colectivo se dedicó a buscar denodadamente al alto rey por todo vesten y vendel, y más allá. Algunos vendelios del grupo viajaron a tierras extranjeras buscando indicios de elegido por padregruñón, mientras los demás seguían posibles pistas del elegido. Arwulf entraba en trance buscando el consejo de los antiguos, pero nunca hallaba respuesta, porque ni siquiera ellos sabían el paradero del Alto rey. Tras muchos meses de búsqueda infructuosa, tomaron la decisión de buscar al alto rey en el último sitio que les faltaba por buscar: el trono del vagabundo. Al principio les pareció una idea descabellada, por temor a provocar la ira de los dioses y agravar aún más la situación. Pero Arwulf se mostró con una confianza inquebrantable en padregruñón y el destino; si el alto rey no había aparecido aún, ellos tenían el deber de encontrarle, para con su pueblo y para con ellos mismos. El trono del vagabundo representa la esperanza del pueblo vesten, y Arwulf estaba convencido que allí encontrarían a quien les daría un futuro mejor. Así empezaron los preparativos del viaje, pero en secreto. Después de todo, no era cuestión que los advenedizos y los que sacaban provecho de los conflictos entre vesten y vendel trataran de arruinarlo, ¿no creéis?
Y ahora os preguntaréis, ¿entonces por qué este tipo sabe del plan? Pues porque mi pequeño Arwulf quiso tener a alguien que conociera bien las artes del mar con ellos, y pensó en mí, lógicamente (pose y risa orgullosa). Tras tres meses de preparativos, lo que tardó en construirse una nave especialmente diseñada para tan peligroso viaje, partimos hacia nuestro destino. Los vendelios se negaron a ir en el viaje, pues creían que su presencia molestaría a los espíritus que protegían la isla y arruinarían el viaje, pese a la insistencia de Arwulf, que les decía que padregruñón no censuraría a alguien que deseara el bien de todo su pueblo, y menos aún si se trataba de uno de sus congéneres, y más aún que debía haber algún vendelio en la expedición, dado que ellos también querían la paz. Al final, uno de los mercaderes se decidió a embarcarse.
Y entonces empezó el viaje hacia nuestro destino. La travesía fue harto peligrosa, pero el viento nos fue extrañamente propicio, y las bravas olas del agitado mar no nos afectaron; es más, parecían dejarnos pasar. Arwulf, a cada hora que pasaba, estaba más exultante, diciendo que los espíritus nos guiaban hacia la isla. Usó sus poderes de skjaeren para ayudar en la difícil travesía, y cuando la niebla comenzaba a levantarse cuando el alba despuntaba, allí la vimos: la pequeña isla de los mitos, allá donde los dioses tocan el mundo. La leyenda se hizo realidad ante mis ojos; los espíritus, a los que nunca pude oír (dado que yo no soy un skjaeren), ahora podía oírlos; las voces de infinidad de ancestros que velaban por el lugar más sagrado de la tierra. En ese momento renové mi fe en los dioses. Arwulf estaba casi extasiado. En la pequeñísima isla no había nada, sólo un trono esculpido en piedra, simple y humilde, pero que irradiaba un aura de majestuosidad como ningún otro trono; tenía algo más que no alcanzo a describir. Nos acercamos con reverente respeto hacia el trono de padregruñón, pero allí no había nadie. He de reconocer que la decepción empezó a creer en mí; las esperanzas de un futuro mejor desvaneciéndose como la bruma que rodeaba la isla; y no era el único. Pero Arwulf se mantuvo sereno, diciendo que esperaría cuanto hiciera falta hasta que apareciera el rey que les lideraría, y así lo dijo mientras se quedó mirando al trono. Y entonces, uno de nosotros, un encapuchado que había venido envuelto en una túnica vieja y polvorienta, y que se había unido al grupo hacía poco, se adelantó, se puso al frente del trono, y tras decir que al fin había llegado el momento, se quitó la capucha… en ese momento, el tiempo pareció detenerse, y se hizo el silencio más absoluto. El pelo blanco, la poblada barba albina, el parche en el ojo, y su semblante no dejaban lugar a dudas: él era el Alto Rey, Gjaeving Asbjornsson.
No sé cuánto tiempo pasamos mirándole atónitos; todavía no nos creíamos que le hubiéramos encontrado. Al fin, Arwulf fue el primero en salir de su embelesamiento, y se arrodilló ante el rey diciendo “a sus pies, mi rey”, tras lo cual los demás hicimos lo propio. Y tras esto, volvimos a casa, a que el pueblo conociera a su nuevo Alto Rey. | |
| | | Akabator KORREMONTES
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| Tema: Re: La breve saga de Arwulf kindesrsson af Sterjnasfolk Vie Ene 09, 2009 6:00 pm | |
| Aquellos que se dedicaron a buscar durante este tiempo al Alto Rey se convirtieron en sus consejeros, y acto seguido fue pasando de isla en isla para darse a conocer. Todos los jarls, desde el más arrogante al más humilde, le reconocieron como su soberano sin titubeos. Incluso la liga de vendel le reconoció como el líder de los vesten.
Su tarea es ardua, pues liderar a un pueblo en pos de la paz que se rompió hace más de siglo y medio no es fácil, imagino. El rey primero dejó claro que reconocía la autosoberanía de los vendelios y su total control y gobierno de su territorio, pero les advertía que responderían por cualquier mal acción en tierras vesten. Además, está convenciendo a los jarls que dejen de atacar a los barcos mercantes de vendel, y que se dediquen al pillaje de otros barcos. Esta es una de las decisiones que más han complacido a los vendelios, pues muchos de los piratas que hasta hace poco saqueaban sus barcos, ahora no sólo han dejado de hacerlo, sino que además centran su atención principalmente en sus rivales, los mercaderes vodaccios.. Incluso empiezan a verse piratas y guerreros vesten en bajeles mercantes de los vendelios, actuando de guardias. A su modo, los piratas vesten están “expandiendo” su negocio, como diría un vendelio. Algunos jarls persisten en su saqueo a los vendelios, pero es algo lógico: la animosidad acumulada en tantos años no se solventa de la noche a la mañana. Tal es el rumbo que están tomando las cosas.
Allá donde iba el Rey, siempre llevaba consigo a consejeros, y Arwulf siempre estaba con él, dada la gran lealtad que le rendía, pues para Arwulf, él era el que traería la tan ansiada paz y el fin de las hostilidades con sus hermanos. Aunque no siempre se ha mostrado conforme con todas las decisiones del Alto Rey. Arwulf suele ser uno de los más críticos con las decisiones más radicales del Alto Rey, pero pese a ello es uno de sus consejeros más fieles.
Arwulf siempre defendió que los ancestros están para guiar a las futuras generaciones hacia un futuro mejor, no par anclarlos al pasado. Par él, el obcecamiento en seguir las antiguas tradiciones a rajatabla, despreciando la novedad y rehusando el cambio, es un gran error. Lo importante es que vendelios y vesten no olviden sus orígenes, su pasado; si no lo hacen, el poder de los ancestros persistirá. No importa el cambio del nombre mientras mantenga la raíz tradicional; si recuerdan el origen de su nombre, la herencia permanecerá intacta. Arwulf argumenta esto indicando que él siempre ha invocado el poder de los ancestros para seguir adelante, para avanzar, no para estancarse o encadenarse al pasado, como hacen muchos vesten, lo que le ha provocado infinidad de discusiones, unas más airadas que otras, con los vesten más tradicionales.
Para Arwulf, el principal problema a superar es que vesten y vendelios, en vez de ver y aceptar las numerosas similitudes que hay entre ambos pueblos, se obcecan en las pocas pero significativas diferencias que hay entre ellos, como el excesivo pragmatismo y materialismo de los vendelios, y el conservadurismo exacerbado de la mayoría de los vesten. Pero Arwulf, en sus andaduras, ha encontrado tanto a vesten que marchan a Vendel para una vida mejor, como vendelios que consideran sus vidas vacías a causa del materialismo de la sociedad vendelia y marchan a Vestenmannavjar para llenar su espíritu con las antiguas tradiciones. El hecho que ambas posturas sean cada vez más frecuentes, para Arwulf no es sino el indicio esperanzador de que el momento en que los vendelios y los vesten volverán a ser hermanos está cada vez más próximo.
Como uno de sus más leales allegados, el Alto Rey le ha encomendado una misión muy importante de cara al futuro; no sé de qué se trata, pero suena a algo peligroso. Sé que el peligro no hará que Arwulf se eche atrás, como arrojado y valiente vesten que es, y sé que lo hará bien; ya os digo, ese muchacho ha nacido para hacer algo importante, y de seguro que lo hará. Lo único que puedo hacer es brindar en su nombre, y que los ancestros y padregruñón le guarden y guíen en la que espero que sea su larga saga, y que regrese con muchas historias y leyendas que contar. ¡Salud, camaradas!
Thrand Stirgrensson, skald y marino vesten | |
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